jueves, 7 de febrero de 2008

Eran tiempos difíciles...

Cuando su traición me desgajó, desgarró, asoló, masacró, etc., etc., tuve momentos de confusión y debilidad, que conforme se fueron aclarando me dieron la lucidez para rebautizar al infeliz, primero como "El Imbécil", luego vinieron epitetos elegantes y lucidores: El cerdo Reversible (cerdo por fuera y cerdo por dentro; El Cuasi (Cuasi humano, cuasi pensante, cuasi simpático..).
Ustedes con justa razón me dirán ¿Pero qué hacías ahí?, lo sé, y es que resulta que tengo mal gusto y no he podido resolver esa parte.
Todavía recuerdo en la etapa de enamoramiento (sublime retardo mental) que mientras trataba de aprisonar su barriga cebada en un traje carísimo me decía: ¡Que guapo me veo!. Yo aguantaba la risa y con la condescendencia hipócrita, retacada de merengue amoroso le decía que sí, que se veía guapo ¡Hágame el cabrón favor! Eso llegamos a hacer en nuestra mega miopía romántica. ¡Pero si es un cerdo! Pero si es tan feo que ahora me avegüenzan las fotos en las que lo miro con cara de borrego.
En fin, así son las cosas.

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